Cada vez es más difícil decantarse por alguna de estas dos opciones que durante siglos se han ido planteando en diferentes criterios de crecimiento de la ciudad.

Siempre podremos crecer hacia arriba, aunque en muchos casos no podemos crecer hacia los lados. Este planteamiento que nos hacía un profesor en la escuela de Arquitectura era absolutamente tendencioso; y de forma clara expresaba su tendencia por el crecimiento en altura de las ciudades.

Trasladado esto al Planeamiento de nuestros días, nos encontramos con criterios que debemos compaginar; para poder llegar a un entendimiento entre las dos opciones. Diseñar una ciudad en altura nos permite concentrar servicios tales como recogida de basura, transporte público, suministro de agua y electricidad. Estos hacen de esta concentración una eficiencia considerable en cuanto al mantenimiento de dichos servicios. Al mismo tiempo, ayudan a reducir las emisiones de CO2 producidas por el desplazamiento por ejemplo el camión de la basura.

La ciudad y su modelo de futuro

Este tipo de concentraciones favorece el transporte público, no solo por su eficacia económica; sino también por las diferentes relaciones que debe tener con el resto de la ciudad. Por otro lado, requiere de grandes espacios de equipamiento y zonas verdes; que en nuevo diseño es posible de ubicar dentro de los nuevos sectores de crecimiento, pero que en un proceso de reestructuración y rehabilitación urbana son absolutamente complicados.

Por otro lado, diseñar la ciudad en horizontal es absolutamente lo contrario. Donde antes era positivo ahora no lo es y viceversa. Es una ciudad mucho más amable, pero también mucho más cara y contaminante.

Es el equilibrio el que ha predominado hasta ahora, concentrando la ciudad en algunos sectores, y expandiéndolas en otros, modelo de Planeamiento del siglo XX que debemos de replantearnos de forma inmediata porque las exigencias urbanas son otras en estos momentos.

Necesitamos redefinir el modelo de implantación y crecimiento de la ciudad, evitando el estancamiento de la población, la gentrificación de la misma y, sobre todo; el envejecimiento y la pérdida de calidad de vida.  Para esto es necesario cambiar el modelo de implantación de las edificaciones urbanas, permitiendo la multifunción de la edificación; en la que se permita en planta baja servicios y en plantas altas residencia. Este nuevo concepto nos puede llevar al diseño de edificios híbridos, que empiecen a pensar la ciudad no tanto en la propiedad del suelo; como en la propiedad del aire.

Por nuestra parte, desde el Estudio de Arquitectura de Manuel Navarro, seguimos diseñando y construyendo proyectos innovadores. Recuerda, nos encontramos en Calle Victoria, 7, 2 i, 29012 Málaga. Te esperamos