La Contaminación es un problema con el que convivimos desde hace mucho tiempo. Lo cierto es, que cada vez los medios de comunicación publican con más frecuencia noticias sobre el aumento de polución en la atmósfera. Sin ir más lejos, en España hemos asistido a medidas contra esta situación en varias ciudades. Por ejemplo, que los vehículos con matrícula par salgan un día y los que tengan matricula impar otro. Diferentes planes para que los automóviles con más de ciertos años se cambien o incluso, prohibirles circular por ciertas partes de la ciudad. La contaminación es un problema que nos afecta a todos, pero ¿qué soluciones tenemos?

Desde el mundo de la arquitectura postulamos cada vez más ideas interesantes para acabar con este fenómeno. Así, desde nuestro sector siempre pretendemos implementar las necesidades sociales y de salud, a la propia estructura de la ciudad. En ese sentido, como estableció la arquitecta Myriam Goluboff Scheps, tenemos que ir un paso más allá y trabajar a nivel de edificio. Se trata pues, de entender el problema como suma de elementos e intentar corregirlo desde su inicio.

Arquitectura medioambiental y saludable

Se plantean así dos corrientes arquitectónicas principales: medioambiental y saludable. La primera de ellas es la que tiene en cuenta el impacto sobre el entorno. Aquí se valora el ahorro energético, el empleo de materiales reciclados etc. Desde la arquitectura saludable, lo que se intenta es crear ambientes que no provoquen malestar ni enfermedad a las personas. Además, desde esta rama se intenta potenciar la satisfacción del usuario. Con esta idea, la distribución del espacio o el uso de vegetación puede producir una sensación de bienestar que afecte a nivel físico y psicológico.

Pero esta cuestión afecta a nuestro día a día en la ciudad. Por ello, tecnología y arquitectura trabajan conjuntamente para ofrecer nuevas esperanzas. Este es el caso de Prosolve 370e desarrollado por la empresa Elegant Embellishments. En principio, este material reduce la contaminación gracias a las propiedades de sus componentes, como el dióxido de titanio. Este hecho fue probado en varias construcciones como el caso del hospital Manuel Gea González en la Ciudad de México.  En este edificio se pudo comprobar la eficacia real de este invento al ser instalado en su fachada. Los datos fueron más que significativos, al mostrar su instalación disuelve a diario la contaminación equivalente a 1.000 vehículos.

El futuro pasa por respetar el medioambiente y desde la arquitectura tenemos que hacer posible este futuro. Y de momento, no uses el coche, ve caminando a todas partes, tu cuerpo y el planeta te lo agradecerá.

Recuerda, nos encontramos en Calle Victoria, 7, 2 i, 29012 Málaga. Te esperamos

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